La Liturgia es el culto oficial de la Iglesia. Una Liturgia no es un «evento» que consista en buenas ideas y canciones estupendas. La Liturgia no se hace ni se inventa. Es algo vivo que ha crecido en la fe a lo largo de los siglos. Un acto de culto es un acontecimiento sagrado y …
La Liturgia es el culto oficial de la Iglesia. Una Liturgia no es un «evento» que consista en buenas ideas y canciones estupendas. La Liturgia no se hace ni se inventa. Es algo vivo que ha crecido en la fe a lo largo de los siglos. Un acto de culto es un acontecimiento sagrado y venerable. La Liturgia se vuelve fascinante cuando se experimenta que Dios mismo está presente bajo los signos sagrados y en sus preciosas oraciones, a menudo muy antiguas.
La Liturgia tiene prioridad en la vida de la Iglesia y de cada individuo al ser «la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza» (Concilio Vaticano II). En vida de Jesús las personas acudían en masa ante él, porque buscaban su cercanía salvífica. También hoy lo podemos encontrar, porque vive en su Iglesia. En dos lugares nos garantiza su presencia: en el servicio a los más pobres (Mt 25,42) y en la Eucaristía. Allí nos damos realmente de bruces con él. Si dejamos que se nos acerque, él nos enseña, nos alimenta, nos transforma, nos sana y se hace uno con nosotros en la Santa Misa.